Los empujones, o seguro los golpes ya lo despertaron, es un día más… seguro aún no llega a comprender cuan triste y llena de desamor esta su vida, a sus cortos 3 años es muy difícil para el establecer ciertos parámetros, aun no ha cumplido la mayoría de edad pero la soledad en su vida le dan gran experiencia.
Al despertar no es como muchos niños no hay desayuno por k la encargada de él dice está enferma, que le espera para después del invisible desayuno, seguro jugar en la esquina, aquel cuadrado de un metro por un metro, esa esquina se ha transformado para él en su único parque por que permitirle salir de ahí… no! Válgame dios lo que le esperaría si osa salir de ese cuadrado, que le acompaña en esa esquina, nada más y nada menos que su soledad y un cubito que seguro es el único que le queda, o que por obra del destino se lo encontró. Sentado en el mismo lugar quien sabe por cuánto tiempo, ya que su encargada está viendo su novela, y el niño no puede ni mirarla, porque un griterío le esperaría.
Llegó el almuerzo… que rico!, sin embargo esto sigue siendo la misma tortura derramar un arroz es un delito atroz que se castiga con aquella madera que su encargada cuida como instrumento de dominación, después del almuerzo la misma rutina otra vez al volver a esa esquina a jugar con el mismo cubo, y los días que la “ENCARGADA” va a la iglesia hay reemplazos que están prestos a propinarle las golpizas que sean necesaria a un niño de tres años, todo porque están seguro de que con golpes se educa de la mejor manera.
Así transcurren y transcurren los días para este niño que quien sabe cómo le ira cuando crezca, quizá sea una persona introvertida, problemática o con problemas psicológicos, pero aquí radica el problema, en estas personas que se hacen cargo de niños para después maltratarlos, señores no estamos en la era de piedra (aún así no creo que los antepasados hayan sido tan animales como los protagonistas culpables que vemos a diario, en nuestras vidas o noticias). Es hora de tomar conciencia y si eres testigo de algo así denúncialo, no seas cómplice de un maltrato.
Lucero Marian Vergara Lavado
