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martes, 16 de noviembre de 2010

EL AMARGO SABOR DEL OLVIDO

LAS DOS CARA DE LA MONEDA EN EL CASO DEL CRIMEN DE LA CANTUTA...


Apenas y sus propios vecinos conocían su nombre sin embargo él fue uno de los hombres más importantes en la condena del ex presidente Alberto Fujimori por delitos contra los derechos humanos. Asi pues, Justo Arizapana se convirtió en el triste no célebre y tampoco recordado testigo fundamental del caso de la matanza de la Cantuta.

El reciclador de los basurales de Cieneguilla, Arizapana, fue quien vio cuando efectivos policiales enterraban unas cajas por esos basurales. Estos efectivos no eran ni más ni menos que el Grupo Colina, aquel grupo de policías asesinos que se encargaron de hacer esos trabajitos sucios para Fujimori y su asesor presidencial, Montesinos.

Arizapana sorprendido ya que al hurgar las cajas encontró un hueso humano dio cuenta de lo ocurrido a su amigo Guillermo Catacora y juntos decidieron dar a conocer lo ocurrido pero pese a los esfuerzos algunas de las personas que quisieron revelar este delito se vieron atrapadas en una especie de maldición.

Los dos amigos, Arizapana y Catacora decidieron contarle a una tercera persona, Roger Cáceres Velásquez, congresista, en ese entonces era quien presidía una comisión investigadora por la desaparición de 9 estudiantes y un profesor de la Cantuta contándole lo ocurrido y proporcionándole de un mapa los testigos creyeron que se iba a revelar toda la verdad sin embargo no fue así por temor al gobierno autoritarista, este ex congresista dijo que la venganza contra él fue máxima, se metieron con su familia y a pesar de los años que han pasado aún hay algunos rezagos, esto queda demostrado ya que después de trabajar en el congreso , ahora alquila una oficina en el distrito de La Victoria, aquella oficina que en la puerta tiene colgando una hoja impresa donde se lee: Dr. Roger Cáceres Velásquez. Abogado.

En ese entonces también se le dió un mapa a Juan Jara, periodista y amigo de barrio de Catacora, sin embargo este periodista también las vería negras, ya que por poseer dicho mapa fue acusado y condenado a 11 años por terrorismo, este encarcelamiento injusto fue lo que colmó los nervios de Juan Arizapana y Guillermo Catacora, haciendo que estos empiecen a huir dejándolo todo, su trabajo, sus casa y lo más valioso su familia.

Esta pésima suerte que tuvieron Jara y Caceres Velásques no la tuvieron todos ya que a los periodista de la revista “SÍ” no les fue mal. Ricardo Uceda, que en 1993 era director de dicha revista ha recibido muchos reconocimientos, entre ellos el que le otorgó el Comité de Protección de Periodistas de Nueva York que le concedió el premio Libertad de Prensa, Uceda también recibió el premio Héroe de la Libertad de Prensa del Internacional Press Institute. Al año siguiente, la Universidad de Columbia le otorgó el premio Maria Moors Cabot. Y como era justo de esperarse los deudos de la Cantuta recibieron indemnizaciones.

Sin embargo para Arizapana y Catacora el sol no brilló y hasta ahora vienen reclamando algún tipo de indemnización por lo ocurrido con ellos, su caso se encuentra en un vacío legal con lo cual no pueden hacer nada.

Lucero Marian Vergara Lavado

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