Confesiones de un mujeriego…

Es cierto por momentos suelo ser muy sincero pero a veces suelo esconder lo que siento, hago y pienso, muy bien, y si de fingir se trata debí ser actor o político. Sé que le hice daño no sé si fue casual o apropósito, pero sé que ella no me lo perdonará.
Tuve siempre todo lo que quise, viajes mujeres, dinero… aunque quizás ahora recordándolo mejor, nunca tuve ese modelo familiar que veía de casualidad en uno de los capítulos de las novelas de mi hermana. Mi madre murió cuando era muy pequeño y al parecer papá nunca lo pudo superar, entre sus viajes y su trabajo, se olvido de mí y mi hermana.
Crecí no como cualquier joven de mi edad, siempre era yo mi hermana y las empleadas de mi casa, ya en la universidad se me fueron pegando los vicios rápidamente, en la facultad de derecho a la que ingrese por mi padre – ya que pensaba que así iba a demostrar un poco que me quería pero nunca fue así, él y sus malditos viajes, nunca estuvo cuando lo necesitaba- ese maldito vicio de las drogas que me hacía sentir bien por un instante y por una vida me hacia recordar lo solo que estaba sin embargo luego de fallidos intentos las abandone luego de salir de la universidad, felizmente.
Ahí la conocí, ella una chica a la que su pasado no le brillaba tanto como a mí, primero decidí tener un vacilón, algo de momento, no quería ni podía atarme con nadie… no creería, creo ni creeré en eso a lo que muchos llaman AMOR. Las cosas se repetían constantemente, le advertí e incluso ella también me advirtió que todo se estaba saliendo de control, pero hicimos caso omiso, nos enredamos más día a día. Y sin darme cuenta creo que llegue a sentir algo más por ella, pero no era amor, sin embargo ella si llego a enamorarse de mí.

Tarde me di cuenta de sus sentimientos hacia mí, constantemente discutíamos por que no había una relación seria que nos uniese y terminaba recordándole que los dos éramos libres, pero ella parecía no entender; decidí así dejarla atrás en el olvido, lo pude hacer aunque no puedo negar que al principio me peso un poco, mis arrebatos de disque chico enamorado casi hacen que la vuelva a buscar. Pero tengo la habilidad de que mi mente controle mi corazón, y pude superarlo.
Ella sin embargo no pudo, supe por unos amigos que no estaba bien, y quizá su mismo rostro demacrado y ojeroso me lo recordaba a cada rato, en un encuentro que tuvimos a solas – por cosas del destino- me confesó que no podía olvidarme, yo ya no le quería hacer más daño, sin embargo cuando vi una lagrima recorrer su mejilla no pude evitar abrazarla y besarla, y fue así como la historia se volvió a repetir.
Otra vez le hice daño pero eta vez más que la primera vez, me encontró besando a una amiga en una fiesta, era un secreto a voces las cosas que le hacía sin embargo ella nunca me lo dijo, al parecer ese beso fue la gota que colmo el vaso y me dejo al parecer tenia orgullo cosa que yo dudaba muchas veces por las perradas que le hacía, y es que soy consciente del daño que hice santo no soy ni lo voy a ser, aunque a simple vista eso puedan creer.

Lucero Marian Vergara Lavado.