Acariciando ese frio y sobrio frasco se da cuenta de la decisión que ha tomado, se da cuenta que no le encuentra el sentido a nada, y que se encuentra tan sola. Desde hacía ya mucho tiempo las lágrimas acompañaban sus noches, siempre se quedaba dormida en compañía de ellas, tal vez aquellas lagrimas amargan causaban un efecto adormecedor que para ella era bienvenido, ya que de buenas a primeras no podía cerrar los ojos tranquilamente.
Pero ya no estaba dispuesta a tolerar, no quería seguir sintiéndose ya casi muerta envida, la que había que hacer era sencillo, tomar una dosis exagerada de los antidepresivos que le habían recetado, era el plan perfecto solo uno, dos, tres… o los que tenían que ser los puñados tragados de esas pastillas le iban a dar la paz eterna que ella quería. Aquellas pastillas que le proporcionaban tranquilidad por momentos hoy le iban a dar algo perpetuo.
Pensó en las pastillas porque podrían tranquilizarla, total ella quería olvidar todo lo sucedido dejar de pensar, de recordar. Dormir era una muy buena opción y más aun si podían asegurarle el sueño eterno que quería desde hace ya tiempo. Sin pensarlo dos veces tomo todas las pastillas. Primero 2, pero ella no veía efecto alguno quería que funcionaren YA!, tomo otras 3 más y nada, aun no lograba olvidar ni dormir, en un arranque tomo todas las pastillas para dormir que habían en esa casa y para asegurarse fue a comprar un par mas, con todo ese somnífero encima aun no lograba dormir pero si llego a sentirse mareada y posteriormente a caer en un sueño profundo, sin embargo – para bien o para mal- despertó estaba absolutamente mareada, aun hoy no recuerda exactamente lo que dijo o hizo, solo que salió de su cuarto al escuchar golpes en la puerta, fue al comedor todos se encontraban desayunando tranquilamente, y cuando ella apareció la miraron raro, mama le pregunto que le pasaba solo balbuceo ¡Plan fallido! y cayo inconsciente.
Lucero Marian Vergara Lavado
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